INTERCULTURALIDAD


La influencia de las rancheras en la cultura nacional es innegable, pero también ocurre al revés. En México existe un género musical que tiene su origen en la cueca: las chilenas mexicanas. Aquí, esta historia oculta, a propósito del reconocido Festival del Cantar Mexicano Guadalupe del Carmen, que se realiza del 6 al 8 de febrero en Chanco.
La música mexicana es, a estas alturas, parte fundamental de la identidad chilena: la tocan en las fondas, las canciones El rey y Cielito lindo están en nuestra memoria colectiva y muchos habrían querido nacionalizar a Jorge Negrete. Desde los años 30, los mariachis inundaron las radios y los festivales de rancheras empezaron a celebrarse de Arica a Punta Arenas. Pero lo que casi nadie sabe es que no solo los mexicanos han influido en nuestra cultura popular, también viceversa: al sur de México hay un arraigado género llamado chilena, que tiene su origen en la mismísima cueca tradicional.

Existen dos hipótesis acerca de cómo llegó este ritmo a las costas pacíficas de México. La principal se les atribuye a los cientos de chilenos que pasaron por el puerto de Acapulco mientras migraban a Estados Unidos durante la fiebre del oro de California entre 1848 y 1855. Y también se ha propuesto que pudo haber llegado en 1822 cuando O’Higgins envió una flota a México para apoyar su independencia, pero, como su arribo fue días después de que el gobierno colonial cayera, los marineros chilenos se sumaron a la fiesta callejera bailando lo que sabían: cueca.
Hasta hoy, en México se cultiva con fuerza este género, sobre todo en Guerrero y Oaxaca. La chilena contemporánea, que alterna solos instrumentales de cuerdas con coplas de temáticas románticas, tiene como a sus principales exponentes a Lila Downs y Susana Harp. Y aunque este ritmo fue adquiriendo otras influencias musicales típicas de los sones mestizos mexicanos, aún en las chilenas es posible encontrar los acordes de la clásica cueca.

Nota de la periodista Soledad Camponovo (2015)

IDENTIDAD TERRITORIAL


Proyecto
"Playa Ancha a la vista"


Concebir una identidad es tener conciencia de ella precisando sus 
‘deslindes’ –las personas se reconocen en un lugar–, en su concepto más básico relacionan esa posición con la del ‘otro’ que tiene su propio espacio, estableciendo sus diferencias y similitudes, estos conceptos ayudan a potenciar y reconocer en sus habitantes los valores de pertenencia. Este proyecto consistió en un extenso registro fotográfico y su objetivo pretende hacer visible o volver a representar a los ojos de sus habitantes una mirada autorreferenciada, indaga en las actividades, los lugares, los usos y costumbres mediante un trabajo de campo, observadas bajo la mirada del fotógrafo documental.

La identidad es el factor diferenciador de las comunidades, también puede cobrar un valor no solo cultural sino también económico, de allí que investigar en el patrimonio material e inmaterial de un barrio o en este caso del cerro Playa Ancha de Valparaíso, aportará en el reforzamiento y valoración de su propio conocimiento y de cómo esas particularidades pueden transformarse en un bien.

Ver más en: www.playaanchaalavista.cl

Guido Olivares Salinas
Proyecto Creart 05/2014
Convenio de Desempeño UPA 1301
Dirección General de Investigación
Universidad de Playa Ancha