Día Mundial del Libro


El 23 de abril ha sido designado por UNESCO como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, ese día en 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo. Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural.
Este día nos reuniremos a conversar, intercambiar ideas y experiencias en torno al libro y su diseño, "Valparaíso caleta de libros" es la consigna, un título que habla de un lugar; una ciudad, que ha sido y sigue siendo motivo de innumerables publicaciones, en diversas áreas y con diverso propósito, tal vez sea la ciudad de la que más se ha hablado a través del libro; de la prosa de los escritores, de la poesía de los poetas, de las crónicas de los viajeros que se aventuraron a este lugar en tiempos pasados, de los artistas -pintores, dibujantes, fotógrafos-, que han registrado esta ciudad a su paso. Definitivamente este lugar no ha dejado indiferente a nadie, de algún modo todos quieren dejar el testimonio de sus impresiones y el libro ha sido y sigue siendo el vehículo escogido. Por eso "caleta de libros" es el atributo adecuado a este momento, caleta como sinónimo de "innumerables", cuántos libros se han publicado?, la red ARPA registra casi 70 títulos.
Por ello diseñar libros en Valparaíso tiene otras particularidades, la ciudad es como un sujeto que ofrece escenas siempre inéditas y siempre diferentes y nuevas por ello este es el lugar para celebrar el Día del Libro.


Partido conceptual (Extracto)


Hola, Einstein.
Dime, ¿qué es un partido conceptual?

Qué es un partido conceptual? Un partido existe en tanto construcción: no es la
mera constatación o evidencia de un estado de cosas. Los partidos no son objetos que existen y deben ser descubiertos, sino que son realizaciones que vinculan elementos a través de una particular mirada.
Es conveniente insistir en este punto sobre la construcción de un partido: no depende del ingenio de su autor. Un lugar común sobre el hacer del diseñador vincula su tarea a la del “creativo”, palabra particularmente vaciada de sentido (por abuso) en las faenas relacionadas con el mundillo publicitario y su vulgarización mediática. Crear es sacar algo de la nada. Donde antes había blanco y vacío, ahora hay un objeto. Se crea luz desde las tinieblas o se saca un conejo de una galera, en un acto rodeado de misterio y ficción. Calificar a una acción de diseño de ingeniosa o creativa es vincularla con una cierta chispa creadora que acudiría a uno.
Es una reducción facilista de la tarea del diseñador, que de creativo por lo general tiene poco y nada. Muchos destacados catedráticos del diseño afirman que si un diseñador debiera subsistir gracias a sus grandes ideas, posiblemente moriría de hambre. Es poco glamoroso decir que lo producido por el diseño viene del sudor antes que de la intuición poética, pero es bastante más honesto.
Entonces, usted como diseñador no buscará crear sino construir. Será un obrero y no un creativo de la imagen. Buscará producir algo a partir de cosas que ya existen. El partido es en cierta manera un mapa conceptual de aquello que usted como diseñador está realizando. El partido le indicará por dónde ir. Y podrá volver a él para verificar si ha perdido el rumbo o se está empantanando.
No construyo un partido con la replicación de un fenómeno, sino a partir de su metaforización. Porque el fenómeno, en su soledad, no me permite sacar nuevas cartas; es una postal que concluye en sí misma. Esa es la ventaja estratégica de un partido: su potencialidad ilimitada, su productividad.